En 1931, la II Rep£blica descubre el poder que tiene el arte moderno y vanguardista para proyectar una imagen positiva del nuevo r‚gimen, de todo el pa¡s, en el resto del mundo. Para ello, convierte a laSociedad de Artistas Ib‚ricos (SAI) -guiada por Manuel Abril,Guillermo de Torre, Timoteo P‚rez Rubio y Luis Blanco Soler, entreotros-en uno de los ejes estrat‚gicos de su pol¡tica art¡stica. Seinicia entonces uno de los cap¡tulos m s desconocidos y apasionantesde la historia del arte espa¤ol del siglo XX. Crisol de las m sdiversas opciones pl sticas, la SAI se convertir , al mismo tiempo, en espejo y faro privilegiado de nuestra avanzada art¡stica hasta elcomienzo de la guerra civil. No sin un comprensible grado deexageraci¢n, Guillermo de Torre pod¡a afirmar en la primavera de 1936que "la historia de la pintura libre de Espa¤a es tan exigua, que siomiti‚semos los fastos de los Ib‚ricos quedar¡a reducida a la nada".Para entonces, la SAI empezaba a existir ya s¢lo en la memoria, comoun relato dentro del Relato que es la historia.