El gran proyecto euro-occidental de la Modernidad tuvo como referencia dominante la luz. Se trataba de iluminar, gracias a la razón, losrincones más oscuros de la existencia. De ahí que conozcamos el sigloXVIII como «El Siglo de las Luces». Por fin saldríamos de la oscuridad y del oscurantismo de creencias no fundadas y caminaríamos comoadultos sobre el suelo sólido de la razón.
Pero ?ya lo advirtió Goya? «el sueño de la razón produce monstruos». Esos monstruos noshan acompañado durante siglos de hipertrofia racionalista y depostergación de la dimensión emocional, esencial para lohumano.
La mayor iluminación de que hemos sido capaces sesimboliza en el horror de los hongos de las bombas atómicasdestruyendo decenas de miles de vidas en Hiroshima y Nagasaki,contrapunto del horror del fuego que devoraba los cadáveres en loscampos de exterminio nazi. Se han eliminado muchos millones de sereshumanos en nombre de la razón (teleológica, instrumental, impositiva), convertida en el nuevo dios, antes de que viniera a desbancarla eldios del dinero y la acumulación (el nuevo becerro de oro) que hoy nos domina desde la irracionalidad.