En el principio fue el verbo, es decir, la ficci¢n, es decir, elOgro.En la Ciudad ha estallado la guerra final y la poblaci¢n que puedehuye hacia el bosque, ese mbito tenebroso en el que ten¡an lugaraquellos cuentos terribles de la infancia.Dos hermanos-paradigma, Hans y Gretel, encarnan el aprendizaje delda¤o y el asedio a la inocencia. Hans, el viajero y personajeprincipal de esta historia, asiste, semioculto e impotente, al largoproceso de degradaci¢n de lo que alguna vez algunos ilusos optimistasllamaron la condici¢n humana.Mientras tanto en la Ciudad, refugiada en un s¢tano destartalado unani¤a, Gretel, sobrevive -ir a por agua potable se convierte en todauna aventura- en compa¤¡a de su profesora de piano y tratar finalmente de reencontrarse con su hermano.El bosque como espacio moral en el que la vida ha perdido susaditamentos m s hip¢critas -es decir, eso que llamamos civilizaci¢n ocultura- y en donde la £nica ley es (como siempre) la ley del m sfuerte, del m s cruel, del m s astuto, del m s artero.El bosque como el mbito primario de la ficci¢n primigenia: Erase unavez unos padres que se ven obligados a abandonar a sus hijos.Novela de l¡mites, de cuestiones definitivas, de la mano de un autorque concibe la literatura como laboratorio art¡stico y discurso deindagaci¢n en el bosque de lo real.