Sin duda alguna nuestro tiempo es el de la desaparici¢n sin retornode los dioses. Como han existido tres dioses principales: el de lasreligiones, el de la metaf¡sica y el de los poetas, esa desaparici¢nmarca tres procesos distintos. Del dios de las religiones no cabem s que declarar su muerte. El problema, que en £ltima instancia espol¡tico, estriba en salir al paso de los efectos desastrosos queconlleva cualquier subjetivaci¢n oscura de esa muerte. Por lo que serefiere al dios de la metaf¡sica, hay que terminar su trayectoriamediante un pensamiento del infinito que disemina el recurso a ‚l portoda la extensi¢n de las multiplicidades comunes. En cuanto al diosde la poes¡a, es necesario que el poema despeje el lenguaje,introduciendo en ‚l la cesura del dispositivo de la p‚rdida y larecuperaci¢n. Dedicados a la triple destituci¢n de los dioses,nosotros, los habitantes de la morada infinita de la Tierra, podemosdecir ya que todo est aqu¡, y siempre aqu¡, y que, en la banalidadigualitaria firmemente advertida y firmemente declarada, elpensamiento ha de encontrar su recurso en lo que nos sucede aqu¡.