Nada más fácil que estimular el instinto de venganza de losciudadanos. A esta tendencia no escapan ni políticos ni familiares oasociaciones de víctimas, pidiendo más penas y además penas más graves para ciertos delitos. Ese mismo impulso vindicativo animó lapropuesta del Grupo Parlamentario Popular de introducir la cadenaperpetua revisable con motivo de la discusión de lo que después seconvirtió en la reforma del Código Penal de 2010. Pese a la presiónpolítica, finalmente la propuesta no triunfó. Recientemente el Partido Popular ha vuelto de nuevo a plantear la introducción de la prisiónperpetua revisable como línea de su programa político. Pero a veceslas apariencias engañan: aunque la cadena perpetua no figure con esenombre en el Código Penal, lo cierto en que en ocasiones la pena deprisión alcanza tal duración en nuestro país, que apenas se diferencia de la cadena perpetua. El compromiso de España con los derechoshumanos y con los organismos internacionales encargados de su defensadebería determinar a las autoridades a que asumieran un papel activoen la promoción de tales derechos. Este libro pretende favorecer esecompromiso. Se afirma en él que la prisión perpetua o de muy largaduración -tanto da, porque las semejanzas entre ambas son muchas- soninconstitucionales. Y no solo se afirma, sino que se fundamenta ensólidos argumentos derivados de la Constitución. No hay nada quejustifique que se mantengan en España estos castigos, ya que lagrandeza de un Estado se demuestra más por la justicia de sus penasque por la venganza.