La presente obra tiene como principal objetivo demostrar que elreconocimiento de los derechos sociales no puede ser sometido a laposible bonanza económica de ningún Estado social y democrático dederecho que se precie. Cuando hablamos de garantía y justiciabilidadde los derechos sociales estamos hablando simplemente del plenoreconocimiento de la dignidad de la persona, un valor que, en tiemposde crisis, parece diluirse entre ajustes del gasto público ycercenamiento de los propios derechos fundamentales, no solo lossociales. Durante los años más crueles de la crisis, los derechossociales han sido reducidos hasta límites insospechados, poniendo enserio peligro el Estado social; la pobreza y la exclusión social hanaumentado, el paro es un mal endémico y miles de personas han sidoexpulsadas del sistema asistencial de salud, en aras de una supuestarecuperación económica. Todo ello ha tenido lugar ignorando uno de los tratados internacionales, la Carta Social europea, que podría ser elantídoto a esta situación si realmente se respetara y garantizara sucontenido. España ratificó la Carta Social europea hace ya más detreinta años, un texto normativo que reconoce derechos sociales,derechos ligados íntimamente a la dignidad de la persona, y que se haerigido en verdadera Constitución social en Europa. La Carta Socialeuropea es además un código de derecho vivo, que se adapta a losdevenires sociales, por lo que su actualidad cobra especial impulso en estos días donde aún colean con fuerza las negras consecuencias de la crisis económica. Esta obra no solo es un repaso por losincumplimientos de la Carta Social europea en España, sino más bienuna reivindicación de su fuerza vinculante y de la necesidad de quenuestro país ratifique la versión revisada de la misma y el protocolosobre reclamaciones colectivas, para que pueda considerarse como unEstado social y democrático de derecho pleno y fuerte, pues ladignidad de la persona no debe ser nunca una mercancía más.