¿En qu‚ piensan cuando escuchan la palabra casta? ¿En connivenciaspol¡ticas ¿Intereses econ¢micos? ¿Elites financieras? Para darrespuesta a estas y otras preguntas les invitamos a hacer un viaje enel que visitaremos las instituciones y los centros de poder donde esoque llamamos casta se ha ido instalando hasta encontrar acomodo. Conla ayuda de un lenguaje gil y un estilo pr¢ximo a la cr¢nicaperiod¡stica nos adentramos en unas zonas sombr¡as donde la luz a£n no ha hecho acto de presencia. Le ponemos nombre y apellidos a quienesmueven los hilos en los sectores estrat‚gicos del pa¡s: la banca(tomando como referencia al Banco de Santander), la Monarqu¡a (y losnegocios no siempre ejemplares de alguno de sus miembros), lasescuelas de negocios (con especial atenci¢n a Esade), los medios decomunicaci¢n (donde El Pa¡s hace las veces de met fora de un modeloperiod¡stico en crisis), el franquismo (cuya herencia sigue viva enlos descendientes de las familias que salieron beneficiadas), expresidentes de gobierno (con Felipe Gonz lez y Jordi Pujol a lacabeza), la justicia (no son pocos los abogados que se han pasado allado oscuro), las puertas giratorias (un buen ejemplo de ello, laconcesionaria Abertis), el mundo del arte (siempre presente en losgrandes casos de corrupci¢n) o la aristocracia (cuyos t¡tulos ypropiedades ayudan a abrir, a£n hoy, muchas puertas). Una sucesi¢n decap¡tulos (o argumentarios) con los que hacerse una idea de qui‚nmanda en Espa¤a y por qu‚ es tan dif¡cil cambiar unas estructurasdonde la endogamia campa a sus anchas. Una casta que sigue parapetadatras las se¤ales de «Prohibido el paso» y «Reservado el derecho deadmisi¢n». Al menos, de momento.