Dieciocho meses y un día es el tiempo que Sabina Lamer, una afamadapintora afincada en Peñíscola, lleva encerrada en el ático donde vive. Sufre de una grave agorafobia, fruto del estrés postraumático quedesarrolló tras ser la única testigo del asesinato de su mejor amiga,en plena calle, a manos de su ex marido. Desde aquel momento, Sabina es incapaz de cruzar el umbral de lapuerta de su casa, que también es su estudio, desde donde contempla el mar y las calles del casco antiguo de Peñíscola, ciudad que eligiópara desarrollar su carrera profesional.Está convencida de que cuando el asesino de su amiga, en prisiónprovisional a la espera de juicio, esté encerrado para siempre, serácapaz de superar su angustia y podrá salir de casa, por fin, paravolver a pintar el mar Mediterráneo que tanto ama y retomar sutranquila vida en aquel paraíso de la costa mediterránea. Sin embargo, el presunto asesino queda en libertad y Sabina enloqueceaún más entre las cuatro paredes de su estudio. A partir de esemomento, la obsesiva y recurrente idea de Sabina, es la de hacerjusticia, desamparada como se siente por el sistema judicial, buscando la forma de vengar la muerte de su amiga, con la dificultad añadidade no poder salir de casa. Para conseguirlo tendrá que enfrentarse a sí misma, a sus miedos, y alos condicionamientos que su encierro le plantean, convirtiendo suclaustrofóbica vida en un medio para escapar de sí misma.