Para Paolo Fabbri, el signo no existe por s¡ s¢lo, sino siempre enrelaci¢n con otros, en pleno dialogismo. O, por decirlo con YuriLotman, el signo es traducci¢n de otro signo.Alejado de la ut¢picalengua perfecta, con su retorno al Ed‚n, Fabbri propugna unahondamiento en lo bab‚lico que exalte las diferencias, lastraducciones, los errores y el conflicto. Desde ese punto de vista, el consenso, el acuerdo se presenta como tregua provisional, como pausadentro del conflicto.