Ning£n otro lema domina hoy el discurso p£blico tanto como latransparencia. Seg£n Han, quien la refiere solamente a la corrupci¢n y a la libertad de informaci¢n, desconoce su envergadura. Esta semanifiesta cuando ha desaparecido la confianza y la sociedad apuestapor la vigilancia y el control. Se trata de una coacci¢n sist‚mica, de un imperativo econ¢mico, no moral o biopol¡tico. Las cosas se hacentransparentes cuando se expresan en la dimensi¢n del precio y sedespojan de su singularidad. La sociedad de la transparencia es uninfierno de lo igual. Google y las redes sociales, que se presentan como espacios delibertad, se han convertido en un gran pan¢ptico, el centropenitenciario imaginado por Bentham en el siglo XVIII, donde elvigilante puede observar ocultamente a todos los prisioneros. Elcliente transparente es el nuevo morador de este pan¢ptico digital,donde no existe ninguna comunidad sino acumulaciones de Egos incapaces de una acci¢n com£n, pol¡tica, de un nosotros. Los consumidores ya no constituyen ning£n fuera que cuestionara el interior sist‚mico. Lavigilancia no se realiza como ataque a la libertad. M s bien, cada uno se entrega voluntariamente, desnud ndose y exponi‚ndose, a la miradapan¢ptica. El morador del pan¢ptico digital es v¡ctima y actor a lavez.