Como S¢crates, el profesor Lled¢ vuelve una y otra vez a los mismostemas. Y, sin embargo, como en los coloquios socr ticos, en seguida se percibe una perspectiva distinta, una aproximaci¢n nueva y una mayorexigencia de conocimiento. En las p ginas de este libro, Emilio Lled¢realiza, a partir del Fedro de Plat¢n, una meditaci¢n sobre la funci¢n de la escritura, el papel de la memoria en la constituci¢n de lapersona, la configuraci¢n de la consciencia en la lectura de losgrandes textos y la libertad de exprexi¢n. Que es, claro est , unareflexi¢n sobre los componentes de nuestra intimidad, sobre lafelicidad, la amistad, el tiempo, sobre la voz escrita que nos habladesde el pasado y sobre ese yo surcado implacablemente por el tiempo,porque estamos hechos de tiempo, de memoria y de lecturas.