Y era terrible contemplar estas naves, perdidas bajo el cieloresplandeciente, las máquinas en perfecto estado de funcionamiento,los cascos sin una grieta, las tripulaciones y el pasaje atemorizadosen la borda, cogiéndose de los brazos de los oficiales taciturnos,algunos de los cuales terminaron por saltarse la tapa de los sesos.¡Sí, digo que era terrible!