Años 80. El Intercity que cubre el recorrido entre Madrid y Zaragozasufre un aparatoso accidente que se cobra la vida de seis pasajeros.Un revisor a punto de jubilarse, y un policía condenado al ostracismo, saben que uno de ellos, un hombre que parecía sufrir un brotepsicótico, podría haber sido asesinado. Minutos antes deldescarrilamiento acudió a ellos acusando a sus compañeros decompartimento de haberlo envenenado.La hija menor del revisor y acaba de de tomar posesión de su cargocomo jueza en Valdemoro. Meticulosa y solícita, quiere desencallar lamultitud de casos que su predecesor, el juez Sanchez Pintado, dejópendientes. El juez, debido a su estrafalario y peligrosocomportamiento, permanece ingresado en la Casa de Dementes de SantaIsabel, donde repite sin parar una serie de números, como un mantra.Los números coinciden con el expediente que, al parecer, trastornó aljuez; pero Águeda se ha empeñado en llegar al fondo del asunto, pese a que ella misma empieza a tener un comportamiento excéntrico. Sobretodo, cuando descubre que el caso está relacionado con el que se havisto envuelto su padre.Mientras revisor y policia indagan sobre los pasajeros delcompartimento tres del coche dos, Águeda inicia su propiainvestigación, al darse cuenta de que, efectivamente, solo nos separan seis contactos de cualquier otra persona.