Tengo para mi que por estos pagos aquello de "algo huele a podrido enDinamarca" da un poco bastante o un mucho igual. Por aqu¡ lacorrupci¢n apesta, flota y nos desangra pero las autoridades laaceptan como un hecho - cohecho- que forma parte inevitable delpaisaje. Que sin aceite, dicen, la maquinaria no marcha. Que les va la marcha a quienes primero usurpan la propiedad de fuentes y cauces yluego sonr¡en mientras afirman que a r¡o revuelto ganancia depescadores. Aqu¡ lo que dar¡a realmente miedo ser¡a el "algo empieza a oler a limpio en Dinamarca". Eso s¡ que les dar¡a y da pavor, que los vecinos de un barrio de Burgos por ejemplo decidan mantener el barrio limpio de m quinas, corrupciones y contratas.Este libro no es una novela ni un ensayo ni un poema pero cuenta, echa cuentas y cuenta cuales son las palabras disponibles, las palabrasgastadas y las palabras posibles. Porque pensar es hoy tratar de abrir grietas en la secuencia de los acontecimientos, interrumpir el ordenque controla la producci¢n y l¡mites de los discursos. Hacer nuestroel tiempo para pensar. Y no es ya cuesti¢n de lanzarse a un r¡o sinode inventarnos el agua que falta: tomar la palabra. Anotaciones parael vuelo del p jaro.Libro que no se resigna ni a pensar ni a aceptar- confortablementeinstalado en el marketing de una falsa humildad- que los libros nopueden ni cambiar Dinamarca ni cambiar el mundo ni cambiar a los queno saben todav¡a c¢mo cambiar todo lo que hay que cambiar. Porque noes un libro para los que solo leen libros pero ni se avergenza de sus l¡mites ni olvida sus posibilidades. Un l¡o, trabalenguas de editorque se va y me voy y no se ha ido. Literatura que interviene. Paraentrar o salir de la ciudad sitiada. Y porque el mercado es real perola realidad no es el mercado, d‚jenme que les diga que ha sido ungusto y un sueldo trabajar para ustedes.