Toni siente que es un escritor que no escribe y un profesor que noenseña. Creció leyendo las aventuras de Los Cinco escritas por EnidBlyton, unos libros que le proporcionaban lo que la España de los años previos e inmediatamente posteriores a la muerte de Franco eraincapaz de ofrecerle: diversión sin vigilancia, libertad demovimientos y cerveza de jengibre, es decir, el mundo sin límites querequería la intensidad vital de su transición a la adolescencia. A lolargo de esta novela, aquellos personajes a los que Toni tanto envidió de niño parecen convertirse en seres de carne y hueso como él, quesufre el proceso inverso y termina siendo lo que siempre deseó, unomás de ellos. Los Cinco y yo es una novela arrebatadoramenteoriginal que unas veces se disfraza de memorias de infancia y otras de inquietante ficción de denuncia para pasar de la anécdota a la sátira y de esta a una teoría personal de la narración. Antonio Orejudorinde homenaje y al mismo tiempo ajusta cuentas con su generación, lade los nacidos en el boom demográfico de los años sesenta, queno tuvo ningún protagonismo en la transición de la dictadura a lademocracia.