El Derecho es una compleja práctica social; en palabras de un autorclásico: la entera vida social contemplada desde un lado especial. Por eso, la discusión sobre la forma (más adecuada) de entender elDerecho es un tema de interés general, aunque, obviamente, los másconcernidos sean los juristas profesionales: prácticos y teóricos.
En este libro se parte de la idea de que pensar es en buenamedida una acción colectiva que consiste no solo en pensar con otros,sino también contra otros; aunque esto último no suponga tampocodesmentir el carácter cooperativo del pensamiento: para construir opara destruir. Así, a lo largo de sus diez capítulos se comenta laobra de una decena de autores contemporáneosbastante heterogéneosentre sí: unos son filósofos ?interesados por el Derecho? y otros ?los más? juristas (iusfilósofos), y entre estos últimos los haypositivistas, iusnaturalistas, postpositivistas e incluso positivistas en tránsito hacia el postpositivismo. Y se hace con el propósito deincitarles (al igual que a los ocasionales lectores del libro) aconfrontar su manerade entender el Derecho con la defendida por elautor, que consiste en una cierta modalidad de postpositivismo.
El postpositivismo jurídico, hablando en general, es unaconcepción que considera el Derecho como un complejísimo y socialmente omnipresente artefacto humano que no puede reducirse a un sistema denormas; fundamentalmente es una actividad, una práctica socialencaminada al logro de ciertos fines y valores. Esa es la razón de que la teoría del Derecho no pueda limitarse a describir y explicar unfenómeno (el Derecho no es simplemente un objeto que está ahí fuera),sino que debe también (esta sería incluso su función central)establecer criterios de orientación para quienesparticipan en lapráctica y, en particular, para los juristas profesionales.