«Me he quedado atrapado en esa mirada transparente que describe elmundo con asombro, como si lo viera por primera vez, y tambi‚n, sobretodo, por la destreza con que ha puesto en palabras lo que vio.»Javier Rojo, suplemento cultural Territorios, El Correo «Tambi‚n yoquer¡a entrar en el mundo real, y por un momento lo logr‚. Los doscaballos salvajes que estaban frente al Chevrolet Avalanche sepusieron a girar como en un carrusel, y con ellos el de Cornelie, elcaballo negro de Franquito y otros caballos que formaban parte de mipasado. Pens‚ #solo por un momento, ya lo he dicho# que aquella era la imagen de mi vida, y que me ser¡a f cil poner junto a los caballos, o en su lugar, criaturas humanas: la mujer que le¡a Reader#s Digest, el hombre que en el hospital se sent¡a enjaulado como un mono, Jos‚Francisco, Didi, Adri n, L., yo mismo, Angela, Izaskun, Sara... Unavuelta, dos vueltas, tres, cuatro, y as¡ hasta que el carrusel separase. Pero ¿d¢nde estaba el centro? ¿D¢nde el eje en torno al cualgiraba todo?» Esta es la historia de un escritor que viaja a Nevada,Estados Unidos, entre agosto de 2007 y junio de 2008, pero es tambi‚nmucho m s. Es un relato en el que lo vivido, el instante real, semezcla con recuerdos, im genes, sue¤os y evocaciones. En el que elpaisaje rido y hostil del desierto y el horizonte verde, rojo yfucsia de los casinos de la ciudad de Reno, con su trama de lucesbrillantes y acristaladas, conducen una y otra vez al narrador #y allector# a ese otro paisaje m s ¡ntimo, m s personal del Pa¡s Vasco.D¡as de Nevada es una historia hecha de historias, a modo de cajachina, que nos muestra c¢mo cada experiencia que vivimos, cada v¡nculo creado entre las personas m s all de las distancias temporales yespaciales, cada emoci¢n que nos impacta, cada amenaza que combatimospermanece indeleble. Y nos convierte en lo que somos.