Si esto fuera Finlandia, este libro no existiría. Porque allí losalumnos son perfectos, los profesores son perfectos, las familias sonperfectas y los institutos, por supuesto, son perfectos.
Aquí, como de finlandeses tenemos poco, más que perfectos somoshumanos, por eso en nuestras aulas hay alumnos distópicos, que hacenun examen de 10 en un universo paralelo y sacan un 2 en el universoreal; profesores multitarea, que tan pronto ejercen de animadoressocioculturales como de psicólogos, enfermeros, seguratas otraductores simultáneos; y padres que hacen compulsivamente la ESO yse preguntan cómo suspenden sus hijos tras haberse estudiado con ellos hasta la última conquista de los Catholic Kings (en bilingual,claro). Si eres alumno y odias al tipejo del «justifica tu respuesta», o si eres profesor y no recuerdas cuándo fue la últimatarde que no estuviste pegado a un rotulador rojo, o si eres padre yempiezas a dudar de que la adolescencia se termine, este es tu libro.Y si aún crees, como el autor de estas páginas, que las tizas puedencambiar el mundo, también lo es