No sabemos nada, aunque nos creamos pequeños dioses. Ignoramos qué esla conciencia o cuál es nuestro destino tras la muerte o antes delnacimiento. La única certeza es que estamos aquí, ahora, mientrasleemos estas líneas, o eso creemos. Esa franja de luz, segundopoemario de Recaredo Veredas, no especula sobre lo que solo puededesconocerse; al contrario, enuncia preguntas y, al mismo tiempo,recorre el amplio espectro de las emociones humanas. Y lo hace desdeun territorio poco habitual, emplazado entre lo que consideramos realy el mundo de los sueños. Entre la vida y la muerte.