Debería haber sido pan comido. Lo único que tenía que hacer eraatrapar a una hermosa mujer que había violado la libertad condicionaly ni siquiera se molestaba en esconderse. Pero el cínicocazarrecompensas Jack Dakota descubriría muy pronto que en M.J.O?Leary no había nada fácil..., ni tampoco en aquel caso. Alguien leshabía tendido una trampa. De pronto, se hallaban esposados el uno alotro y con un par de matones a sueldo pisándoles los talones. Y M.J.se negaba a hablar, incluso después de que Jack encontrara en su bolso un gigantesco diamante azul. Todo le decía a Jack que aquellaseductora y astuta mujer no era trigo limpio. Todo, salvo su corazóncautivo.