En una cálida noche siciliana, tras nadar un buen rato en lastranquilas aguas que se remansan a escasos metros de su casa a orillas del mar, Salvo Montalbano emerge de la oscuridad con las ideas másclaras: la solución del caso le ronda las narices, así que sólo escuestión de paciencia y método, para lo cual nada mejor que relajarseantes con algún manjar preparado por Adelina, su fiel asistenta.
En esta ocasión, un conocido político y empresario aparece muertosemidesnudo en el interior de su coche en un arrabal donde reinan laprostitución y la droga. Todo apunta a que ha fallecido de un ataqueal corazón después de haber mantenido relaciones íntimas con unapersona desconocida. Sin embargo, el comisario Montalbano no se fía y, armado con su natural olfato para los comportamientos extraños, sepropone descubrir la trama sexual y política que se esconde tras elpresunto crimen.