«Alegraos y regocijaos (Mt 5,12), dice Jesús a los que son perseguidos o humillados por su causa. El Señor lo pide todo, y lo que ofrece esla verdadera vida, la felicidad para la cual fuimos creados. Él nosquiere santos y no espera que nos conformemos con una existenciamediocre, aguada, licuada...» [n.1].«No es de esperar aquí un tratado sobre la santidad... Mi humildeobjetivo es hacer resonar una vez más la llamada a la santidad,procurando encarnarlo en el contexto actual, con sus riesgos, desafíos y oportunidades. Porque a cada uno de nosotros el Señor nos eligió«para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor» [n.2].