«Educar es una bella oportunidad para crecer como personas, teniendosiempre en cuenta que nosotros no somos perfectos ni los hijos debenserlo.» ¿Cuándo fue la última vez que regañasteis a vuestros hijos?¿Habéis discutido con ellos hace poco? ¿Habéis tenido que imponerlesalgún castigo? Si queremos ayudar a los niños a ser personasresponsables y empáticas, que sepan dialogar y que amen y se dejenamar, tenemos que dejar de lado los gritos, las discusiones y lasamenazas. Si queremos que sean felices, debemos educarlos con respeto, empatía y amor incondicional. La autora nos invita a revisar laeducación que recibimos y, a partir de ahí, aprender a comunicarnoscon nuestros hijos, a pactar y fijar límites y normas con ellos, agestionar nuestras emociones y enseñarles a gestionar las suyas y avivir y convivir en armonía con los demás.