Los recuerdos dejan herida, incluso sangran. Entonces escribo. Eso esNo puede volver quien no se marcha. Una acuarela con un mont¢n depersonajes en sus tripas que erosionaron mi vida en alg£n momentoentre el d¡a en que nac¡ y los 26 a¤os. Ninguno de ellos se fue deltodo por eso viven en este libro como buzos dormidos. Al leer estospoemas se despiertan y desfilan insensatos en desorden.