Si existe una presencia inolvidable en el teatro filos¢fico ypol¡tico del siglo XX es la de J. P. Sartre. Pero si su presencia esfundamental no es porque propusiera ofertas filos¢ficas o pol¡ticascerteras. La seducci¢n que provoca su obra es debida, sobre todo-como se ilustra en este texto-, a la pasi¢n intelectual que laanima. Pasi¢n por fundamentar la realizaci¢n de la libertadindividual y social. Sin embargo, la aventura sartreana es lahistoria de un extra¤o fracaso. Desde el primario nietzscheanismo-subrayado por Louette o L‚vy- hasta la apuesta final por la potenciade lo imaginario, la aventura de Sartre es limitada por la pretensi¢nde concertar libertad y proyecto colectivo. No hay escritor en elsiglo XX que asumiera con semejante esfuerzo el reto de nuestracontemporaneidad.