EGEA SANCHEZ, ESTHER / MENDEZ CARRILLO, FR
Antes de ser padres ya nos ocupamos del hijo que viene de camino:barajamos nombres, decoramos el cuarto, compramos ropa de bebé...Pensamos en todo lo que va a necesitar para que no le falte de nada.¿Y su educación? Confiamos en que se comerá lo que con tanto cariño le hemos preparado, que dormirá plácidamente, que se calmará cuando lotomemos en brazos, etc. Entonces sobreviene la decepción: a pesar deque le pedimos con amabilidad que se asee, que se vista solo, querecoja los juguetes o que se acueste porque es tarde, el niño erre que erre no atiende a nuestros ruegos, no sigue nuestras indicaciones, da el espectáculo delante de la familia y de los amigos, provocando enlos padres una mezcla de rabia, desánimo, impotencia y culpa. La desobediencia tiene muchas caras, pero al margen de que el hijo sehaga el sueco, gruña y refunfuñe cuando se le ordena algo, agarre unarabieta de tomo y lomo o desafíe abiertamente la autoridad, la mayoría de los padres nos quejamos de las batallas a la hora de acostarse, de la lucha para que coma, del lloriqueo enervante cuando le negamos uncapricho, etc., y acabamos enredándonos en gritos, discusionesinterminables, diálogos de sordos y pulsos de fuerza para tener lasartén por el mango. La ilusión, el afecto y el amor no son remedio suficiente para losproblemas de obediencia. Esta guía viene a llenar la laguna de lospadres que no han recibido una formación específica para educar a sushijos, especialmente a los más rebeldes, ofreciendo pautas paraadquirir habilidades parentales, para ejercer la autoridad con firmeza sin caer en el autoritarismo, para favorecer el comportamientoresponsable y autónomo del hijo, en definitiva, para que aprenda lasreglas que rigen la convivencia.