Mi querido Marwan: veo tu perfil a la luz de esta luna, hijo mío, lacaligrafía de tus pestañas cerradas en un sueño inocente.Te dije:«Dame la mano. Nada malo va a pasar.»En una orilla bañada por la luz de la luna, un padre acuna a su hijodormido, esperando el alba y la llegada de un barco. Le habla sobre el largo verano de su infancia, evocando la casa de su abuelo en Siria,los olivos que se mecen con la brisa, los balidos de las cabras de suabuela, el tintineo de las ollas. Recuerda también el bullicio de laciudad de Homs, con sus calles atestadas, su mezquita y su gran zoco,días antes de que el cielo escupiera bombas y se vieran obligados ahuir.Cuando el sol amanezca, ellos y quienes los rodean tendrán que reunirsus posesiones y embarcarse en un peligroso viaje a través del mar enbusca de un nuevo hogar.