La situaci¢n de los cruzados en Tierra Santa es ca¢tica. La p‚rdida de Jerusal‚n ha desatado una incontrolable pugna entre cristianos porconseguir ce¤ir de nuevo su corona. El emperador Federico de Sicilia,tras urdir un plan que le llevar a pactar con los sarracenos, lograr ocupar el trono de la Ciudad Santa ayudado por el poder trascendental de las reliquias de la pasi¢n de Cristo. La mirada de Roma y de lasprincipales ¢rdenes militares se vuelven a Occidente, las esperanzasest n puestas en Jaime el Conquistador, el joven rey de Arag¢n, que se dispone a arrebatar al Islam la deseada Valencia.