Sir Charles Cartwright debería habérselo pensado dos veces antes de invitar a cenar a trece personas en su casa. Pues la velada concluyecon uno de los invitados muerto tras haber ingerido un cóctel en elque no se encuentra ningún rastro de veneno.Hasta el momento, nada que pueda sorprender al detective belga. Loque sí resulta sorprendente para Poirot es que no haya ni un solomotivo que pueda explicar el asesinato.