A veces los corazones crujen como las hojas del otoño, porque eltiempo pasa y la inocencia de los seres se convierte en nostalgia deotro espacio. Pero toda hojarasca resurge a la vida y palpita en loscolores de la naturaleza. Vemos cómo se difumina el niño,despertándose a la vida, mientras ve desmenuzar sus huellas al ritmodel oleaje.