Aunque el Tratado de Pintura de Leonardo da Vinci no fue impresohasta el siglo XVIII, los fragmentarios manuscritos que paracomponerlo reunieron sus primeros editores hab¡an circuladoprofusamente por Europa y suscitado la admirada curiosidad deartistas y eruditos. Se trata de otra de las empresas imposibles deLeonardo, un fracaso m s de los que, por muy dispares caminos, secebaron en su empe¤o de refundir todas las formulaciones emp¡ricas ytodos los t¢picos conceptuosos del Renacimiento, orden ndolos en unsistema universal. Toda edici¢n del Tratado debe entend‚rselas conla dificultad de evocar esta visi¢n y ese fracaso, seleccionando ycombinando textos y dibujos, dificultad que no hab¡a sido salvada conacierto en las publicaciones existentes en lengua castellana. Laversi¢n que presentamos viene, pues, a cumplir una inaplazableexigencia de la bibliograf¡a art¡stica espa¤ola.