En la primera de las obras traducidas, A los jóvenes: cómo sacarprovecho de la literatura griega, el lector encontrará, en palabras de Leonardo Bruni (s. XV), «un libro en sí pequeño» (brevis), pero «demucho peso» (tantum ponderis) por el nombre y la autoridad (nomen,auctoritas) de quien lo escribió: san Basilio el Grande. El caso de este tratado basiliano, escrito en un elegante griego, especuliar: supone el encuentro definitivo entre la cultura clásica y la cristiana, bases de nuestra cultura europea. Con intenciónfundamentalmente pedagógica, el autor exhorta a aprovechar debidamente la literatura griega en todo lo que nos conduzca a la virtud. Setrata de coger la rosa sin espinas, ser Odiseo sin dejarse seducir por las Sirenas. Constituye una propedéutica, un ejercicio preparatoriopara acceder a las Sagradas Escrituras con garantías de absolutacomprensión y disfrute. Asimismo, también fueron verdaderos ejemplosde conducta ciertas figuras de la Antigüedad, como Pericles, Euclideso, especialmente, Sócrates. Basilio el Grande sigue a Orígenes en un principio básico: lacoherencia en el comportamiento, la adecuación de las palabras y laforma de vida, la firmeza en las convicciones. Por su parte, la Exhortación a un hijo espiritual (traducida alespañol por primera vez) fue atribuida al mismo Basilio a lo largo delos siglos en diversos períodos. Actualmente prevalece la opinióncontraria a su autenticidad. En cualquier caso, se trata de unprecioso manual de edificación espiritual escrito originalmente enlatín hacia el año 500. Su destacada significación es evidente enescritores de época merovingia, en los siglos VII y VIII.