Ser dif¡cil encontrar un personaje tan disparatado e imprevisiblecomo el protagonista de la primera de las historias recogidas en estevolumen, la que da t¡tulo al mismo. El personaje tiene una existenciaatrabiliaria y desnortada, que suscita continuamente la atracci¢n dela sorpresa y el peligro. Se trata de una vida incendiaria,en la queel descaro y el humor pueden, si nos descuidamos, hacernos arder laspesta¤as. El contraste es enorme con la segunda historia, en la que un t¡o invita a comer a dos sobrinos en un lujoso restaurante, y all¡los muchachos descubrir n la existencia misteriosa de un hombre queconfunde las enso¤aciones con los recuerdos. Una historia taninquietante como emotiva y una atm¢sfera que no s¢lo marca laintensidad del relato sino la propia tonalidad con que est escrito.En la tercera historia, conocemos a dos seres que contraponen entres¡, con la tensi¢n de un debate de ideas y sensaciones, algo tansecreto y sutil como puede ser el gusto de la infelicidad. Ciertodesasiego melanc¢lico alimenta el conocimiento de algo que todosexperimentamos, el sabor de la desgracia, sin que los personajespierdan la lucidez de su experiencia y la vitalidad de su comprensi¢n, a la que acaso no ser¡a dif¡cil sumarnos. Finalmente, en la mismal¡nea de contraste, que contribuye a que el volumen tenga la variedadcon que el autor lo ide¢, unas peculiares, estramb¢ticas y casisurrealistas memorias escolares. Una narraci¢n, que se emparenta conun impredecible ejercicio de ciencias naturales, en la que losescolares protagonistas, alumnos de un colegio de curas tolontinos,realizan un arduo aprendizaje, menos educativo de lo que debiera peroacaso no del todo inocuo para su destino personal, entre la subversi¢n y la indefensi¢n. Cuatro historias que identifican hasta loinsospechado el mundo y el estilo de Luis Mateo D¡ez, uno de los pocos narradores actuales que nunca dejan de sorprendernos.