Muchos cristianos piadosos e incluso algunos asiduos de la oraci¢n nollegan hasta el final de la experiencia orante, hasta lacontemplaci¢n, en donde se encierra la respuesta a nuestro anhelo deorientaci¢n y nuestra necesidad de dar sentido a nuestras vidas. Esdolorosa ver c¢mo, ante esta carencia, algunos recurren a otrasofertas espirituales que quiz s tampoco les satisfacen. Lacontemplaci¢n nos conduce a un nivel de experiencia que no consiste en ver con los ojos corporales sino tener una conciencia m s all denuestra raz¢n. Eso es lo que gustaron los grandes m¡sticos, m s omenos comprendidos en su tiempo y que se han convertido en paradigmapara el nuestro. Willigis J„ger nos acerca a ellos: Evagrio P¢ntico,el maestro Eckhart, Margarita PorŠte, el autor an¢nimo de La nube delno-saber y sobre todo Juan de la Cruz, el gran m¡stico cuyasexperiencias son tambi‚n aceptadas y valoradas por algunas escuelasbudistas, como el zen. En uno de los cap¡tulos, Franz Nicholaus Mller expone las coincidencias que se ha dado y que se dan en laactualidad, entre los caminos m¡sticos de Oriente y Occidente. Tambi‚n hoy, algunas personas que se empe¤an en entrar en su interior paraencontrarse all¡ con Dios, nos ofrecen sus experiencias. Porquetambi‚n hoy hay contemplativos. Este libro nos ayuda a aumentar esen£mero de contemplativos mostr ndonos el camino m¡stico-cristiano dela contemplaci¢n, un camino que conduce a un nivel de experiencia queest m s all de nuestra raz¢n. En este camino, se precisan gu¡asexperimentados que ayuden y orienten; a ellos se dirige uno de loscap¡tulos. Tambi‚n puede ayudar el cuerpo para lo que Beatrice Grimmincluyen algunos ejercicios adecuados para este tipo de oraci¢n.