®No seguir s a la mayor¡a para hacer el mal¯, tal es la ense¤anza queya en los comienzos (xodo 23, 2) se da a los jueces que notraicionan su deber. En este librito, fruto de su experiencia denueve a¤os como magistrado del Tribunal Constitucional italiano,Gustavo Zagrebelsky reflexiona sobre la tarea de los juecesconstitucionales: una funci¢n altamente pol¡tica que,parad¢jicamente, no pertenece a la pol¡tica; indispensable parapenetrar la esencia de la democracia y que, sin embargo, no deriva dela democracia. En su pr ctica cotidiana y en sus decisiones elTribunal est llamado a defender los principios fundamentales de laconvivencia contra el poder que se extralimita y las degeneracionesde la democracia como puro r‚gimen de la mayor¡a. Es as¡ como expresay fomenta esa ®voluntad de Constituci¢n¯ que nace de la exigencia devivir no en el reino de la fuerza sino en el reino del derecho queregula la fuerza.