Hoy ya no creemos en nada, nos están cocinando a todos en la ollapodrida del olvido, porque el olvido es una estrategia del vivir -sibien algunos, por si acaso, aún mantenemos el dedo en el gatillo de la memoria.... Lo escribe Juan Marsé -uno de los autores más admiradospor Alfons Cervera- en su novela 'Un día volveré'. Y será ése,precisamente, el hilo con el cual se van cosiendo los capítulos deeste libro que habla de memorias y de olvidos. Este país es un país al que le han extirpado la capacidad de recordar. El historiadorFrancisco Espinosa Maestre lo dice claramente en el prólogo: "Seengañó a la sociedad española haciéndole creer que olvido equivalía areconciliación, y memoria a venganza". La Transición no fue tan dulce, ni tan tranquila, ni tan admirable como se empeña en contar laversión oficial de una memoria que continúa partida en dos mitades. El franquismo sigue presente en nuestro país, digan lo que digan lasvoces más complacien tes con un consenso que cierra más que abrecualquier posibilidad de debate entre las diferentes versiones delpasado. Las páginas de Yo no voy a olvidar porque otros quieranproponen -con una escritura narrativa muy parecida a la de las novelas de su autor- un acercamiento crítico a una memoria que ha arrinconado en el lado oscuro de la historia la dignidad de la II República y dequienes la defendieron y la siguen defendiendo a contracorriente y acontratodo. Como escribe Georges Tyras, historiador francés deliteratura española contemporánea: "Alfons Cervera emprende con laescritura una labor de reivindicación ética y empática del mundo delos perdedores”.